CLONACION DE MASCOTAS, UNA REALIDAD
Noticia publicada el pasado martes 28 de enero de 2014:
Cuando se anunció la clonación de una oveja llamada “Dolly” en julio de 1996 por doctores del Instituto Roslin de Edimburgo, Escocia, la posibilidades de la ciencia aumentaron de manera considerable.
Si bien surgió una corriente ideológica que cuestionaba la posibilidad de clonar indiscriminadamente personas, hasta incluso imaginar la reproducción masiva de dictadores como Hitler, el hecho es que el futuro ya estaba aquí.
Reproducir órganos para ser utilizados para salvar vidas es otro propósito, pero ¿qué pensaría para los amantes de las mascotas?
Animal Planet estrenó este lunes el programa “Clonación de mascotas”, un par de programas que llamaron la atención de los televidentes.
Edgar y Nina Otto lamentaron la pérdida de Lancelot, un perro Labrador de color arena muy amigable, que era parte importante de la familia.
Como fundador de la competencia automovilística NASCAR y residente de la exclusiva zona de Beverly Hills, en California, añoraron durante 11 años la pérdida de su añorado can.
Un anuncio en internet de una clínica en Corea del Sur les daba las posibilidades de volver a ver y tener en sus manos a Lancelot, una copia exacta de él.
Los médicos ofrecieron la subasta y ellos ganaron al competencia, llegando a desembolsar 155 mil dólares.
La espera llegó y recibieron a su pequeño Lancelot, quien por cierto, de acuerdo a una de sus amigas de Nina “no le hacía caso, como el original Lancelot” cuando lo llamaba.
La propia esposa de Edgar, Nina se propuso hacer exámenes exhaustivos médicos, para garantizar que la mascota no moriría repentinamente por alguna enfermedad o falla genética.
En otro caso, George Semel, decidió apostar por la clonación de un perrito chihuahua café.
El adoptó a Bob en el 2005, luego de que lo vio en la calle llevado por una mujer vagabunda y decidió rescatarlo. Aunque nunca había tenido una mascota, el haber pasado por un divorcio y tener una familia desintegrada lo llevó a apostar por él.
George aprendió a convivir con los vecinos paseando por la calle a su pequeño Bob, hasta que de repente el destino le hizo una mala jugada.
Apenas 2 años y medio después un descuido hizo que un Rottweiler atacara a su perrito hasta matarlo. Era algo que no se esperaba que ocurriera.
Como doctor de Beverly Hills, George había oído hablar de la clonación y sólo eso podría darle la oportunidad de nueva cuenta frente a Bob.
Luego de 17 años más y de una posible inversión millonaria, que bien pudo acordar hacer pagos mensuales con los médicos coreanos.
La sorpresa que no era un Bob, ¡eran tres! Tres réplicas de su pequeño chihuahua, sería como una triple responsabilidad.
En otro caso Myrna Lena adoptó un perro callejero y pudo disfrutarlo un tiempo luego de su muerte por cáncer, por lo que decidió cremarlo y conservar sus cenizas.
Gracias al apoyo de su pareja, un abogado de 43 años, logró clonar a su perro Kabuki, una copia idéntica al que tenía antes.
Antes de recibirlo le preparó un cortadillo de filete, un guisado de verduras orgánicas, atenciones especiales luego de haber pagado cerca de 100 mil dólares por “revivir” a su perrito consentido.
Otros casos que menciona el programa de Animal Planet son revivir un perrito Pomeriano a su dueña que está en un reclusorio, una pareja de japoneses que revive a un Labrador negro. Ellos hicieron el gasto hasta Corea y estaban tan ansiosos como si fuera la llegada de uno de sus hijos.
La sorpresa fue que le dijeron que tendrían unos gemelos, pero uno murió porque no reaccionó, pero otro sí alcanzó a reaccionar.
Danielle Tarantola, neoyorkina, pagó 50 mil dólares por “Trouble” (problema) de raza Lhasa Apso.
Si bien surgió una corriente ideológica que cuestionaba la posibilidad de clonar indiscriminadamente personas, hasta incluso imaginar la reproducción masiva de dictadores como Hitler, el hecho es que el futuro ya estaba aquí.
Reproducir órganos para ser utilizados para salvar vidas es otro propósito, pero ¿qué pensaría para los amantes de las mascotas?
Animal Planet estrenó este lunes el programa “Clonación de mascotas”, un par de programas que llamaron la atención de los televidentes.
Edgar y Nina Otto lamentaron la pérdida de Lancelot, un perro Labrador de color arena muy amigable, que era parte importante de la familia.
Como fundador de la competencia automovilística NASCAR y residente de la exclusiva zona de Beverly Hills, en California, añoraron durante 11 años la pérdida de su añorado can.
Un anuncio en internet de una clínica en Corea del Sur les daba las posibilidades de volver a ver y tener en sus manos a Lancelot, una copia exacta de él.
Los médicos ofrecieron la subasta y ellos ganaron al competencia, llegando a desembolsar 155 mil dólares.
La espera llegó y recibieron a su pequeño Lancelot, quien por cierto, de acuerdo a una de sus amigas de Nina “no le hacía caso, como el original Lancelot” cuando lo llamaba.
La propia esposa de Edgar, Nina se propuso hacer exámenes exhaustivos médicos, para garantizar que la mascota no moriría repentinamente por alguna enfermedad o falla genética.
En otro caso, George Semel, decidió apostar por la clonación de un perrito chihuahua café.
El adoptó a Bob en el 2005, luego de que lo vio en la calle llevado por una mujer vagabunda y decidió rescatarlo. Aunque nunca había tenido una mascota, el haber pasado por un divorcio y tener una familia desintegrada lo llevó a apostar por él.
George aprendió a convivir con los vecinos paseando por la calle a su pequeño Bob, hasta que de repente el destino le hizo una mala jugada.
Apenas 2 años y medio después un descuido hizo que un Rottweiler atacara a su perrito hasta matarlo. Era algo que no se esperaba que ocurriera.
Como doctor de Beverly Hills, George había oído hablar de la clonación y sólo eso podría darle la oportunidad de nueva cuenta frente a Bob.
Luego de 17 años más y de una posible inversión millonaria, que bien pudo acordar hacer pagos mensuales con los médicos coreanos.
La sorpresa que no era un Bob, ¡eran tres! Tres réplicas de su pequeño chihuahua, sería como una triple responsabilidad.
En otro caso Myrna Lena adoptó un perro callejero y pudo disfrutarlo un tiempo luego de su muerte por cáncer, por lo que decidió cremarlo y conservar sus cenizas.
Gracias al apoyo de su pareja, un abogado de 43 años, logró clonar a su perro Kabuki, una copia idéntica al que tenía antes.
Antes de recibirlo le preparó un cortadillo de filete, un guisado de verduras orgánicas, atenciones especiales luego de haber pagado cerca de 100 mil dólares por “revivir” a su perrito consentido.
Otros casos que menciona el programa de Animal Planet son revivir un perrito Pomeriano a su dueña que está en un reclusorio, una pareja de japoneses que revive a un Labrador negro. Ellos hicieron el gasto hasta Corea y estaban tan ansiosos como si fuera la llegada de uno de sus hijos.
La sorpresa fue que le dijeron que tendrían unos gemelos, pero uno murió porque no reaccionó, pero otro sí alcanzó a reaccionar.
Danielle Tarantola, neoyorkina, pagó 50 mil dólares por “Trouble” (problema) de raza Lhasa Apso.
REFLEXION
La clonación, desde sus inicios ha sido un tema polémico con sus defensores y sus detractores y que a nadie deja indiferente. La idea de que un día pueda haber una persona igual a ti es cuando menos inquietante para la mayor parte de la población.
La gran cantidad de aplicaciones en las que puede utilizarse, anima a los científicos a continuar avanzando en la investigación de este campo.
Se habla entre otros de poder inmortalizar a artistas, estrellas de cine o personas célebres, reemplazar a un hijo tempranamente muerto, permitir a personas infértiles tener descendencia, obtener órganos para gente enferma o la cura de enfermedades que hoy en día no la tienen.
Algunas de estos conceptos proporcionaría la esperanza a personas que la han perdido, por lo que refuerzan la idea del beneficio de la clonación.
Otras sin embargo, como la que se cita en esta noticia, consisten simplemente en satisfacer el capricho de adinerados sin escrúpulos capaces de gastarse una gran suma de dinero en clonar a su mascota o lo que es peor, crearla a su gusto.
Como podemos observar en este texto, se ha creado un programa televisivo en el que están obteniendo cuantiosos beneficios difundiendo la idea de la clonación de mascotas como si se tratase de un juego de diseño, involucrando al mejor amigo del hombre en un tema meramente económico y caprichoso.
La ética y la moral que tenemos como seres humanos que somos, debería provocar la reflexión sobre la necesidad de la aplicación de la clonación en ámbitos terapéuticos y de mejora de la vida humana, evitando la frivolidad de casos como el expuesto en esta noticia.
Sin embargo la ciencia avanza a un ritmo tan vertiginoso que no podemos prever lo que el futuro deparará con relación a esta técnica. Si se realiza un uso responsable de la misma, las ventajas que puede acarrear serían innumerables pero si por el contrario, su uso se desvía de lo ético, quien sabe a que punto se podría llegar.
El futuro nos lo dirá, confiemos en el buen criterio de la raza humana.