En esta nueva entrada al blog analizaremos distintos conceptos. Por un lado la huella ecológica y por otro una reflexión sobre un artículo publicado en El Pais el 28 de marzo del 2007.
HUELLA ECOLOGICA
De esta forma una persona puede calcular su huella ecologica fácilmente, con recursos como los enlaces proporcionados en esta entrada.
Estudios basados en este cálculo, por ejemplo, aquellos realizados por El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, han demostrado que con el aumento de la misma se necesitarían seis planetas, cosa improvable debido a que no seria sostenible la vida en estas condiciones, como puede ser el aumento de CO2 que generamos a nivel mundial.
Así pues deberíamos llevar a cabo una mejora de la misma, realizando acciones que promuevan un mismo fin, el de aumentar nuestro compromiso con el cuidado del medio ambiente.
http://twenergy.com/test-eficiencia- energia/crear?gclid=CK241JSo2KQCFVOP3wodjX3DJg
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EMISIONES DE CO2
Según concluye la prestigiosa consultora alemana McKinsey & Coen su estudio “Vías hacia una economía baja en carbono”
bastaría un billón de euros para poner freno al cambio climático o cuando menos
para paliarlo en gran medida. Pero ¿es suficiente? Muchas son las corrientes de opinión que se
oponen a esta teoría por estimar que no se adecúa a hechos reales y que deja a
un lado grandes problemáticas que surgen para llegar a dar por bueno esta
cifra.
Ya se habla de una nueva “Revolución Industrial”
en referencia a este asunto, por ello todos los países y no sólo los de la
Comunidad Económica Europea, deben aunar esfuerzos en la consecución de este
objetivo y para ello la cifra que cita Mckinsey
es corta desde su nacimiento.
Tanto los E.E.U.U. como el bloque asiático hablan
de cientos de billones de dólares los que serían necesarios para conseguir
evitar que el aumento de 2º Celsius en la temperatura global del planeta
tuviera lugar allá por el año 2030.
Pero ¿Cuáles son los problemas para poner de acuerdo
a los países desarrollados con los que están en vías de hacerlo? Claramente los
países desarrollados no quieren perder liderazgo a nivel mundial y aún cuando
tienen la posibilidad de disminuir sus emisiones de CO2 no están por la labor
de reducir su capacidad de generar energía mediante el uso de centrales
nucleares, algo que enfrenta claramente a los dos sectores. No obstante, existen
muchos más factores que hacen difícil el cumplimiento de estos objetivos por
parte de los países en vías de desarrollo. Estos países no tienen la capacidad
económica suficiente como para realizar el cambio por si solos y necesitan de
la financiación y la tutela de los países desarrollados para conseguirlo.
Además existen grupos de países como el Bloque Asiático o Sudamericano que
tienen grandes inconvenientes al respecto pues creen observar que el problema del
calentamiento global lo han generado los países actualmente desarrollados y que
debieran ser ellos quién hicieran el esfuerzo de corregir esta desigualdad.
Por ello los países en vías de desarrollo
necesitan no sólo financiación para cambiar sus hábitos industriales, agrícolas
y ganaderos sino un plan estratégico en el que se incluyan medidas para evitar
la deforestación masiva que sufren, la búsqueda de alternativas al uso de
materiales como el acero, cemento, etc, u otras encaminadas a revertir el uso
de materiales sólidos como el petróleo para implantar nuevas energías como la
biomasa, la eficiencia energética en la construcción, la utilización del
viento, del agua y también el uso de la energía nuclear.
No obstante la lucha contra el cambio climático
debe poner de acuerdo a todos los países del mundo algo que no es sencillo ya
que las diferentes culturas y posiciones políticas lo hacen
realmente complicado. Si tengo que elegir entre una de las causas por las que
esto es difícil elegiré las políticas, primero, porque los países desarrollados
no quieren perder cuota de poder en beneficio de terceros países, no están
dispuestos a prescindir de la energía nuclear, no ven con buenos ojos ceder
financiación a países que no son o bien aliados o bien cercanos a sus doctrinas
y en contraposición los países en vías de desarrollo como el bloque Asiático,
Brasil o Sudáfrica exigen medidas de ayuda por su poca capacidad de generar
autofinanciación, por la escasa preparación técnica que poseen parar cambiar
sus modos energéticos por unos nuevos eficientes y limpios y que además desconfían
de los países desarrollados a los que acusan de ser los causantes del deterioro
climático actual sobre el que creen muy difícil de recuperar a pesar de cambiar
los usos y costumbres a nivel energético.
Copenhague, diciembre 2013 será la próxima cita
en la que el mundo intentará encauzar un camino a seguir único, justo y
equilibrado. ¿Será posible? No queda otro remedio que esperar.